Su madre, buscando olvidar a su padre ( muerto por un cancer) y darle la vuelta a su vida, decide mudarse a un pueblecito de Virginia en el que solo viven 500 habitantes.
Katy, dando gracias a todos los dioses por que en su casa haya internet, comienza el verano con un encuentro en la tercera fase (vale estoy de broma pero casi) con su sexy vecino de ojos increiblemente verdes ( chicos podeís poneros celosos ) que, quien tuviera su suerte, le abre la puerta sin camiseta (ºoº). Desde el momento en que chocan por primera vez su relación de amor-odio es increíblemente reñida, como lectora no sabes si besar a Daemon o atizarle con una pala de jardinería, y no soy la única que lo piensa:
"Daemon me miró sonriente. Si hubiera tenido la pala a mano, se la habría estampado en la cabeza."
Para fastidio de Daemon, Dee (su hermana gemela) se va a hacer muy amiga de Katy ( a la que Daemon no para de llamar "gatita" para fastidiarla), y le va a ser muy difícil separarse de ella y tener en cuenta las consecuencias que puede ocasionar.
Claro está, la cosa no es tan sencilla, cuando Katy descubra que son extraterestres y no son los únicos, y un grupo de aliens asesinos les ataquen, los problemas se agolparán unos sobre otros y tendrá que enfrentarse a lo que siente. Que sea humana no implica que sea devil, pero ¿podrá sobrevivir a lo que le viene encima?
Al final del libro hay algunas escenas desde el punto de vista de Daemon, la verdad es que me gustan más vistas desde Katy, pero cuentan cosas importantes sobre sus sentimientos hacia su "gatita",¡ así que no os lo podeís perder!
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