La historia que parecía ir solucionándose se empieza a complicar, y mucho. Parece que la parejita dulce, romanticona y un poco más cursi (sí, es posible) no hace más que tener problemas, a pesar de que se hacerca la primavera, época de calor. En mi opinión en este libro Cole e Isabelle comienzan a tener más protagonismo ( lo que fue una alegría para mí, porque me encantan esas parejas de personajes un poco torturados y desequilibrados mentalmente que se quieren y están enamorados aunque no se lo digan; no finjais que a vosotr@s no os encantan, que os lo veo en la cara). Al fin y al cabo el libro no es demasiado denso, sería como un continuación de Temblor que lo completa, pero su final es bastante traumático y te deja con una sensación de que te han golpeado y no sabes desde donde. ¿Por qué tenía que liarla de esa forma la escritora cuando parecía que ya iban a acabar juntos? Si todavía seguís animadas a pasar por un pastel de azucar rosa con extra de vainilla y una pareja de chiflados que le dan un toque no-dulce, es vuestro libro.
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